Reflexiones

jueves, septiembre 29, 2005

El poder de las palabras

EL PODER DE LAS PALABRAS

"Cuenta la historia que en cierta ocasión, un sabio maestro se dirigía a su atento auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder sagrado de la palabra, y el influjo que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.
"Lo que usted dice no me aporta nada nuevo"- lo interpeló un señor que se encontraba en el auditorio.
El maestro le escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le grito con fuerza: "Cállate, tonto!! y siéntate"!!.
Ante el asombro de la gente, el aludido se lleno de furia y, cuando estaba fuera de si, el maestro alzó la voz y le dijo: "Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo".
El señor se calmó.
El maestro le sonrió y le dijo: "Perdone usted que le haya contestado de esta manera, pero me pareció una buena oportunidad de mostrar de un modo mas claro el gran poder de las palabras: Con unas pocas palabras lo exalté, y con otras pocas lo calmé"

Las palabras no son inocentes y al pronunciarlas o pensarlas crean una forma de realidad. A las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella y tienen poder de influir en forma positiva o negativa....
Las palabras curan o hieren a una persona. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio.
¿Para qué te digo todo esto?
Para hacerte reflexionar acerca de la realidad que creas con tus pensamientos, ya que ellos van construyendo tu vida casi sin que te des cuenta.
¿Te gusta la vida que llevas? sostiene tus pensamientos y si no te gusta busca cambiarlos, ya que ellos son los responsables de la vida que llevas

Tus pensamientos se convierten en palabras
Tus palabras forjan tu destino

Es importante que estés al acecho de tus pensamientos ya que ellos crean la relación contigo mismo, ellos tienen el poder de ponerte en acción o de frenarte. Ellos tienen el poder de llenarte de miedo o entusiasmarte. Gracias a ellos te sientes contento y optimista y también gracias a ellos puedes sufrir o sentir tristeza.
Nosotros creemos falsamente que son las circunstancias que vivimos las que nos meten en los diferentes estados de ánimo. Sin embargo de acuerdo con esta postura, son nuestros pensamientos y las interpretaciones que tenemos de las cosas, las que nos posicionan de una u otra manera.

Eres sabio si sabes cuando hablar y cuando callar.

¿Las palabras que utilizas para referirte a ti misma reflejan el valor que tu tienes?
¿Meditas acerca de las palabras que utilizas y su verdadera repercusión en el otro?
¿Cuando le dices que si a algo logras ser consistente con tu declaración?
¿Puedes sostener un No cuando quieres decir que no?
¿Te preocupas por no dejar conversaciones sin completar?
¿Recuerdas decirle a las personas que mas quieres lo importantes que son para ti?
¿Tienes cinco minutos cada día para reconocerte por todo lo que puedes a diario?
¿Encuentras un momento para conectarte con la gratitud?
¿Puedes permanecer en silencio al lado de quien amas, tan solo para acompañarlo?

"Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestro pensamiento"
Albert Einstein


Las palabras crean la emocionalidad y surgen desde ella. Por eso necesitamos pensar muy bien antes de hablar para no hacerlo desde la bronca, el enojo o el resentimiento. Las palabras no son inocentes y crean realidad y una vez que esta realidad es creada difícilmente podamos volverla atrás

"Una cometa se puede recoger
después de echarla a volar,
pero una palabra que ha salido de nuestra boca
dicha está y no se puede cancelar"

Por eso en este momento quiero hacerte una invitación:
Que digas todo lo que quieras decir, de un modo que verdaderamente refleje tus pensamientos.
Que no te guardes nada, que seas auténtico con lo que piensas y que le permitas al otro conocerte, saber quien eres y todo lo que sientes por los demás .

Tantas palabras mi alma, quisiera a veces decirte
yo siempre tuve palabras que nunca jamás te dije
y acaso cuando te vayas,
habré de sentirme triste
de tanto decir palabras que nunca jamás te dije.
(Denise Ainel)